lunes, 22 de octubre de 2007

Casualidades

Tuve un amigo que hace tiempo estuvo enfermo durante varios días, en uno de sus pocos momentos de lucidez durante la enfermedad, volvió a ver una de sus películas favoritas: Los Amantes del Circulo Polar y decidió que era el momento ideal para ponerse a esperar la casualidad de su vida.
Cuando por fin salió a la calle y regresó a la escuela, miraba hacía todos lados, tratando de estar pendiente cuando por fin apareciera, pero paso casi una semana sin que nada diferente ocurriera en su vida. El viernes después de mucho batallar logro subirse a un camión exageradamente lleno. Una vez arriba no pudo evitar mirar de frente una chica cuyos ojos oscuros miraban siempre al horizonte sin importar que pudiera haber enfrente algo o alguien en quien detenerse. Quedo sorprendido con aquellos ojos y con la dueña de los mismos, a tal grado que cinco minutos después se sorprendió a si mismo deseando con todas sus fuerzas que aquella chica pudiera bajar del camión en el mismo sitio que él. Pero era algo prácticamente imposible, nunca en su vida la había visto y pensar que podían ir los dos hacía el mismo sitio no era sino una locura. Cuando descendió de aquel camión a la mitad de la cuadra caminó desconsolado con la cabeza baja hacía el lugar donde debía esperar el transporte escolar. Faltaban casi quince minutos para que el transporte apareciera y no sabía si irse caminando o quedarse ahí. Cuando llego al lugar exacto donde el camión había de recogerlo vio con sorpresa que la chica de los ojos hermosos estaba sentada ahí, a un metro de distancia, y el corazón le dio un vuelco al recordar como había deseado aquello. Pero ahora de nada servía, nunca se atrevería a hablarle y aquello no quedaría sino como una anécdota de que alguna vez deseó algo con tanta fuerza que el deseó se volvió realidad casi inmediatamente. Volteaba a mirarla cada veinte segundos, pero siempre, aquellos ojos oscuros miraban a cualquier sitio, al horizonte como le pareció a el minutos antes. En los audifonos sonaba alguna canción romántica, de eso no hay duda, cuando de pronto, al voltear a verla se encontró de frente con sus ojos, como en el camión y se quito los audifonos cuando vio que los labios de ella empezaban a moverse.
- ¿Estas esperando el transporte de la escuela?

1 comentario:

Anónimo dijo...

wow, que buena historia, me ha inspirado a salir a la calle jejeje