lunes, 6 de agosto de 2007

Sin remitente

Ni destinatario, de pronto un día empezaron a aparecer en el baño de mujeres de cierta preparatoria una serie de cartas de amor sin una periodicidad descifrable, simplemente aparecían un día y nadie sabia si al día siguiente apareceria alguna más. Todas estaban escritas con la misma letra, una letra impersonal que nadie hubiera podido asociar con la de ninguno de sus compañeros porque quien las hacía trataba de escribirlas de una manera totalmente diferente a la que usaba para escribir en su cuaderno de apuntes.


¿Quien las escribía? un escritor frustrado que por aquel entonces tenía mala suerte en el amor y pensaba que si algún día podía observar una reacción favorable en alguna de las chicas que salían del baño con su carta de amor sería más fácil llegar y decir que él era el autor y que la había escrito pensando en que ella la recogiera.


¿Quien llevaba las cartas al baño de mujeres? una chica a quien nadie entendía y que se llevaba mal con todo el mundo, incluso con el escritor frustrado que confiaba en ella a pesar de que días antes le había sugerido que se hiciera cargo primero de su puta vida y dejara de meterse en la de los demás.


Así existía pues esa extraña sociedad y siempre que escribía entregaba la carta justo antes del receso y durante el mismo solía sentarse en alguna de las bancas que estaban en el pasillo que conducía a los baños. Durante algún tiempo observo las reacciones, pero ninguna de las chicas que habían recogido las cartas terminaban de convencerle, siempre algún defecto de los que él consideraba imperdonables saltaba a la vista de inmediato.


De pronto, el día menos pensable observó que durante todo el receso nadie había salido del baño con la carta y así sucedió los siguientes días, por lo que le dio por pensar que las chicas habían decidido dejarlas dentro del baño convencidas de que nunca iban a poder descifrar el misterio del escritor frustrado que buscaba amor en el baño de mujeres sin decir siquiera quien era.


Dejó las cartas de amor, incluso tiempo después dejo la poesía, se enamoro de una y de otra, hasta que creyó haber encontrado el amor de su vida(aunque en realidad no lo fue, pero de eso se dio cuenta cuando paso el tiempo) y las cartas de amor sin remitente solo quedaron como un extraño recuerdo, un día por casualidad a la chica extraña peleada con todo el mundo se le tiro sin darse cuenta una de las cartas, se había enamorado de el escritor frustrado e incapaz de confesarlo se había quedado con las cartas, las cuales había contestado en la parte de atrás de las hojas cuadriculadas que el escritor solía usar. Nunca le perdono esa traición, incluso el día de hoy siguen sin hablarse y solo ellos dos saben quien era el causante de aquellas cartas sin remitente que no ayudaron a nadie a encontrar el amor.

1 comentario:

Unknown dijo...

siempre que visito este blog (que admito no es tanto como yo quisiera) o me sorprendo o se me queda pegada una cancion.

increible