lunes, 12 de febrero de 2007

El chango de los dos plátanos(manual para quedarse solo en una fiesta)

Eran casi las once, habíamos abandonado la primer fiesta de cuatro posibles(cuatro fiestas en una sola noche son demasiadas) sabiendo que la segunda iba a ser la definitiva, que una vez entrando ahí nada ni nadie nos iba a hacer salir hasta que fuera hora de retirarnos a dormir. La primera había sido una fiesta bastante aburrida, familiar, de esas que más que fiestas parecen simples reuniones con comida y bebida en abundancia y señoras molestas peleándose por servirte más. La segunda era el cumpleaños de la novia de mi primo, por eso era imposible salir de ahí ¿quien se atreve a dejar sola a su novia justo en la fiesta de cumpleaños? Aquel día Mariana cumplía 18 años y si mi primo no llego antes fue porque lo habíamos convencido de dar una vuelta por las otras fiestas para ver como estaba el ambiente. Después del ritual aburrido en la primera mi primo no quiso saber nada de las demás y condujo la camioneta hasta la casa de su novia. Una vez dentro mi otro primo y yo supimos que aquella no iba a ser precisamente una buena noche y es que las opciones además de limitadas se movían por polos totalmente opuestos a los que suelo moverme. Llegamos pues, mis dos primos vestidos de manera casual, correctos para la ocasión con su ropa de niños bien. El que parecía estar equivocado era yo recién llegado de la clase de ingles con pantalón negra, playera negra, las cadenas de cartera y celular sonando justo a un lado de mi bolsillo y el cabello alborotado como siempre en rizos no muy bien definidos sino más bien grotescos. Apenas tome asiento y me ofrecieron un vaso de refresco(se habían acabado las cervezas y no teníamos a nadie a la mano que supiera convertir el agua en vino) note que de la mesa siguiente una chavita de unos 16 años me miraba fijamente, al principio pensé que lo hacia por mi extraño aspecto(¿a quien se le ocurre ir así de rocker a una fiesta de fresas) pero al darme cuenta de que las miradas no cesaban supe que aquella niña fresita lo que quería era hablar conmigo. No me sentí de humor para conocerla, así que trate de esconderme llendo al interior del comedor donde mi primo, su novia y otros invitados gritaban por encima del volumen de la música(pésima por cierto) una vez adentro mis ojos vieron que alguien más estaba fuera de lugar, era una chica emo(los emos y los fresas suelen llevarse bien pero ella era la única) que de inmediato atrajo mi atención. Cuando se dio cuenta de que no dejaba de observarla decidió salir al patio a tomar un poco de aire. Hice como que iba al baño para pasar a su lado y entonces me encontré de frente la cara de la fresita que me miraba con ojos de borrego atropellado(una antigua expresión fresaratoriana que hacia referencia a la tristeza de un changuito descalabrado¿?) Salí a la calle y me refugié en la camioneta tratando de aclarar mis ideas y decidirme a hablar con alguna de las dos. A las 12 cuando volví a entrar en la casa la mayor parte de los invitados se habían ido(entre ellos las dos chicas) dejándonos solos a mis dos primos, la novia de mi primo y su familia. Cuando niño me contaron la fabula aquella del perro de las dos tortas, pero esto no es tan parecido, por eso no puedo usar el mismo titulo. Lo del chango de los dos plátanos es creo el titulo de una canción, pero no recuerdo de quien es, por lo mismo no se a quien atribuirle la oportunidad del plagio. Espero este manual les sirva, ahora ya saben como quedarse solos en una fiesta y aburrirse, no lo practiquen muy seguido, no es el único método aunque si podría decirse que es el más efectivo.

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