En la siguiente colonia el camion se vacio rapidamente y el chofer decidio ya no dar parada a nadie para poder perseguir el Seat.
- Eres como el hijo que siempre quise tener, tus padres deben estar muy orgullosos de ti. Estudiante y futbolista, que bien se escucha.
- No crea, tambien tengo mis defectos.
- No han de ser muchos.
- Son bastantes, lo suficientemente grandes para no dejarme dormir.
- Todos los defectos son remediables, seguro que puedes ser un hijo modelo.
- Pues mientras los remedio tratare de ocultarlos.
El Seat dio vuelta justo al lado contrario al que deberia ir el camion, tambien era precisamente el lugar donde Juan habria de bajar, mientras se preparaba para despedirse del chofer este dio vuelta a la derecha y no a la izquierda como indicaba su ruta.
- No es necesario que arriesgue su empleo por mi, creo que ya me resigne a no saber lo que pase.
- Eso nunca muchacho, vamos a seguirlos hasta donde vayan, tu no te vas a rendir como me rendi yo muchas veces.
- ¿Como dice?
- Olvidalo, no vamos a hablar de mis fracasos.
- Mire, se detienen ahi.
- No veas el letrero del negocio muchacho, vamonos de largo.
- Te vendo mi polvo
- No cabron, la neta ando bien quebrado, yo casi no puse dinero.
- Ándale Julián, necesito dinero.
No solo necesitaba dinero, también tenia la necesidad de dejar la coca de una vez por todas y dar el salto definitivo en su carrera. Una semana atrás el entrenador había hablado con él sobre su posible incorporación al equipo de primera a y el supo que en una división tan cercana a la primera los controles antidopaje iban a ser mucho más estrictos y periódicos. Había visto unos zapatos como los que usaba su idolo en el aparador de una tienda. Después de quince minutos mirando supo que tenía que comprarlos pero solo tenía 800 pesos ahorrados. Podían darle 200 por la coca, pero aun así le harían falta más de 1000 pesos.
- Entonces ayúdame a venderla.
- ¿Estas pendejo? Nos van a agarrar.
- A los narcos chingones nunca los agarran, nosotros vamos a ser narcos chingones por un día.
- No, la mala suerte es de los principiantes, déjame hablar con unos amigos a ver si te la compran.
- Pero no te tardes
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